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Los días felices del sesenta y seis: una reseña de La fugacidad del instante de Miguel Falquez-Certain


por Jacqueline Donado

En el instante culminante, con el punto final de su novela, con la pregunta del futuro incierto, Miguel Falquez-Certain inicia su vida adulta con experiencias plasmadas maravillosamente en su aclamada obra La fugacidad del instante, publicada el otoño pasado.

Con detalles de su infancia y adolescencia narrados con una exactitud asombrosa, el autor no puede ni podrá desprenderse de su personaje Carlos Alberto Rivadeneira Laurent. La fugacidad del instante no es tan fugaz. Se vive para siempre… en la vida literaria del novelista, entrelazada a la realidad en donde continúan apareciendo Padres Infantes, compañeros de colegio que le rehúyen la mirada, amantes y amigos solidarios.

El novelista barranquillero radicado en Nueva York desde la década de los sesenta, menciona que su obra no es autobiográfica: su personaje aparece en varios cuentos y ensayos a través de su fructífera vida literaria. Para los estudiosos de la obra de Falquez-Certain, el personaje Carlos Alberto Rivadeneira creció y cruzó las fronteras del Caribe a Europa y luego se estableció en Nueva York, junto a los miles de libros que conserva el escritor, primero en su apartamento de Sunnyside (Queens) y luego en Chelsea, el corazón artístico de Manhattan.

Los elementos de la primera novela falqueziana se desarrollan en medio de relaciones de familia, amigos del barrio y del colegio y en un submundo que se abre ante las experiencias sexuales de un joven que se debate entre los formalismos de una clase media alta y la fogosidad de encuentros clandestinos en su propia casa y en bares de homosexuales.

Miguel Falquez-Certain arrastra con palabras y frases hermosas la hipocresía que rodea a su personaje en Barranquilla, su ciudad natal. La descripción perfecta del mundo aristocrático barranquillero, con las vajillas de porcelana, la servidumbre uniformada y las carimañolas del Recostadero, se entrelazan en la memoria de Rivadeneira Laurent, el protagonista consentido por su familia y, en especial, por su padre, quien lo lanza al ruedo del mundo adulto en su afán de convertirlo en un mago de fama mundial.

Rivadeneira Laurent se impone y muy pequeño demuestra sus cualidades artísticas y su dominio en el escenario, al igual que su debilidad por la belleza corporal de sus amigos de barrio y compañeros de colegio. El escritor conduce al lector a descubrir sus gustos y temores, además de su ansiedad por alternar con personajes de su temprana adolescencia, aquellos seres estrafalarios en su momento, algunos admirados por su arte u opulencia y otros apartados por su irreverencia al elitista comportamiento de la sociedad barranquillera de los años sesenta.

Rivadeneira Laurent y Falquez-Certain se solidifican en una exactitud envidiable, comparten sueños y odios, son figuras antagónicas en debate constante que al final brotan en la novela publicada por la Editorial Escarabajo de Bogotá que intrépidamente la lanzó al mercado en medio de un mundo convulsionado por la pandemia del COVID-19.

La fugacidad del instante es una obra digna de leer, para admirar la fluidez literaria de Falquez-Certain y para comprender las presiones de la sociedad moderna que continúan señalando veladamente con dedo acusador a quienes exteriorizan sus tendencias sexuales, políticas y religiosas o simplemente porque no acatan los formalismos marcados por la moda y el qué dirán.

La obra de 682 páginas narra en 24 capítulos, estructurados en planos cinematográficos, la vida de Rivadeneira Laurent. Se inicia con el llanto del recién nacido el 9 de diciembre de 1948 y concluye en un atardecer decembrino en inmediaciones del Cementerio Universal de Barranquilla con la figura febril del joven recién graduado a escasos días de cumplir sus 18 años.

El desarrollo de las peripecias de la vida de Rivadeneira Laurent transcurre en Barranquilla y Nueva York en los años cincuenta y sesenta. La descripción de lugares y escenarios es exactamente el registro fotográfico del momento, de las excursiones por el Caribe colombiano y del invierno neoyorquino donde los viajes en tren se convierten en una experiencia única para la familia del adolescente radicada en Astoria (Queens) y en el West Village de Manhattan.

La multiplicidad de escenarios, de personajes, amigos, familia y conocidos es caleidoscópica, al igual que la descripción de los atuendos (los sombreros de copa, el saco levita del padre, las perlas de la abuela, las bufandas y abrigos de lana inglesa) y de los rasgos físicos de los personajes, el accidente mortal de su mejor amiga, la entrada fortuita a los bares de homosexuales en el centro de Barranquilla, el momento culminante de una conquista amorosa, la muerte de su padre, el velorio, los carteles anunciando el funeral y la procesión al cementerio concuerdan hoy, más que nunca, con el postulado del escritor norteamericano Tom Wolfe, cuando dice que un buen escritor, reportero, narrador y periodista es un fotógrafo que plasma los paisajes e ideas a través de la palabra, a diferencia del reportero gráfico que capta el momento a través de la fotografía.

El lápiz del talentoso escritor lo dice todo. La obra de Falquez-Certain lo demuestra, reflejando el universo de colores y penas de Rivadeneira Laurent, y está tan bien detallado que el lector termina perplejo, conmovido hasta su inesperado, abierto y sorprendente final… ¿Qué pasará con las vidas de estos personajes? ¿Habrá una segunda parte? La saga continúa.


Nota: las presentaciones del autor y los conversatorios presenciales han sido limitados por la pandemia. La novela se encuentra a la venta en Colombia en la Librería Nacional y en los Estados Unidos en Buscalibre.com, así como su versión digital en Amazon.com.–

Editor

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