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La muerte de Huidobro

Gabriel Jaime Caro (Gajaka)

Gritaba el joven genio, aunque esto suene a pleonasmo, a otro joven genio, Pierre Reverdy, no exageres con el Creacionismo, no hay liderazgo, ni tampoco hay Futurismo, que fobia, lo desafiaba a qué mostrara siquiera un poema que fuera cabalmente nuevo: “No quiero hablar de esa imbecilidad”, y subsiste enorme la indivisibilidad de la patafísica. “Ah, y el surrealismo no existe, – decía Huidobro, hay una superconciencia”, parado en la parada de autobuses por encima de sus transeúntes estatuas, que todavía no son pasajeros del trole trole o sea doble macizo de acero sueco.

Cansinos su contemporáneo gozaba de sus acentos chilenos en el romance francés. Este lo acusaba de plagio, y Vicente, siempre acompañado de una hermosa mujer, aumentaba el tamaño de su pluma, hasta logar sus novelas exóticas: “Cagiostro”, hablando de sectas, del ocultismo, de hechizar las nuevas guerras mundiales, haciendo fila todos los genios jóvenes, otra vez el pleonasmo, todos los jóvenes son genios, si, Barbusse con su novela “Infierno”, es el mejor decía Proust. Pero no solo su novela se perdió, con sus originales tropos, sino su interés por ser vegetariano, tanta carne humana mata.

Su otra novela, sobre el Cid Campeador, llenó de furia a Reverdy, que esperó por días en una curva de una esquina de la calle San Michel para hacerle una zancadilla. Plagio, plagio. Pero funcionó, ya lo vamos a ver.

Pero su mérito académico fue su poema largo “Altazor”, que suena fulminante en francés y sonsonetillo en español. Dicen los pasajeros que trató de lanzar los originales al Atlántico cuando divisó la isla de Trinidad desde la proa del “Miningitis”, si así se llamaba el bergantín. Algo pasaba con su figura física, inventor de cantos absurdos: “Ai aia aia/ia ia ia aia iu/ Tralalú/ lali lalá/ Aruaru/ urulario/ Lalilá/ Rimbibolam lam lane/ Uiuya zollonario/ Lalilá”.

Pero logró llegar a su Cartagena chilena con sus pesadas maletas, y colapsó en el muelle, sufría de parálisis, llevado a su casa en Llolleo por la tardecita, llamó a sus amigos, y pidió un espejo, lo miró y muere, de solo 55 años.

GajakaGabriel Jaime caro (Gajaka), 1949, colombiano de nacimiento y neoyorkino por adopción. Poeta, con siete libros publicados (La risa de Demóstenes, rara, II, entre otros títulos. Editor, con varias revistas ilustradas de poesía, “Realidad Aparte”, entre otras. Crítico de cine /Diario La prensa), Cine Debates, performer con dos obras aún inéditas: “Marilyn Monroe en el cielo de el Morocco”, y “Juana I, la enlagunada”. Integrante del grupo de poetas del Neoberraco, que nació en Nueva York en el 2009.

 

Serie – Relatos de fin de año

1- Hasta la libertad cuesta dinero – Renandarío Arango – Lea relato

2- Un pedazo del sueño Americano – Gabriel Panagousoulis – Lea relato

3- Una visita al Tostadero – Blanca Irene Arbelaez – Lea relato

4- “Los niños son un estorbo” – Karla Florez Albor – Lea relato

5- Nueva York: una locura atrevida – Guillermo Lozano-Sharah – Lea relato

6 –El Barco es de papel – Carlos Ortega Jr –Lea relato

7 – La muerte de Huidobro – Gabriel Jaime Caro (Gajaka) –

8 –

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